Sin Ansiedad

¿Porqué tengo ataques de pánico?

La semana pasada os pedí que me dejarais comentarios en el blog o en el formulario de contacto y la cuestión que más solicitáis es esta así que aquí os la voy a explicar.

Pero antes de empezar vamos a definir qué es un ataque de pánico o también llamado ataque de ansiedad.

Un ataque de pánico es un conjunto de síntomas que pueden darse de forma aislada, debido generalmente a una situación vital estresante, o bien de forma más o menos frecuente ante estímulos determinados como por ejemplo conducir o bien sin motivo aparente.


Algunos de los síntomas más frecuentes son: palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, presión en el pecho, mareos o sensación de vértigo, hormigueo, sensación de muerte inminente, sensación de despersonalización, flojedad…Desde luego si se presentan dos o más de estos síntomas a la vez las emociones de miedo y estupor ante lo que está haciendo tu cuerpo por si solo son absolutamente comprensibles.


Ahora bien, resulta que los ataques de pánico son tu respuesta natural al miedo, de hecho sin esta respuesta ni la humanidad ni ningún ser multicelular habrían sobrevivido a la evolución. Así las cosas el miedo, la respuesta ante un peligro inminente, nos prepara para huir, pelear o inmovilizarnos para pasar desapercibidos, con todo lo que esto conlleva a nivel fisiológico.


Entonces la pregunta es ¿porqué tu cerebro responde con ansiedad ante situaciones inesperadas? ¿Qué es lo que hace que se dispare el sistema de alarma?

Para estas preguntas existen varias respuestas:

1- Existe realmente una tensión subyacente debida a situaciones personales que hace que estés hiperalerta y tu cerebro reciba la información de tus sentidos como un “ataque”. Así, calor, gentío, discusiones, rupturas, situaciones sociales… pueden detonar un ataque de pánico. Esto es lo que sucede en los casos de estrés y una vez resituada y elaborada una respuesta adaptativa para aquello que causa la tensión, desaparecerán también los síntomas.

2- Tu patrón de pensamiento rígido, perfeccionista y controlador hace que cualquier cosa que se salga de su lugar te cree un problema que se manifestará a nivel fisiológico como un ataque de ansiedad. Este patrón de conducta es generalmente aprendido y puede cambiarse.

3- O bien…Una combinación de ambas. Es la más frecuente si tu ansiedad ya hace tiempo que se presenta.

La espiral del ataque de pánico quedará así representada:

  1. Detonador: Algo pone en marcha el sistema de alarma en tu cerebro. Puede ser un factor externo (hay mucha gente, hay mucho ruido, ves una ambulancia, un niño atraviesa temerariamente la carretera…) o interno (hace calor, la comida te ha sentado mal, estás tens@, te ha bajado la presión…). Generalmente no eres consciente de este detonador, y no eres consciente de todo lo que está sucediendo en tu organismo hasta que llegas al punto nº. 3. En terapia una de las primeras cosas que harás será saber cuándo te pasan estas cosas y qué está sucediendo en ese momento.
  2. Se activan tus sensaciones corporales: Cuando se dispara el sistema de alarma, empiezan a producirse cambios físicos en tu cuerpo, que se prepara para “huir o pelear”. Estos cambios se producen por el aumento de adrenalina, aceleración del ritmo cardiaco, aumento de la temperatura corporal, la sangre se va a los músculos de brazos y piernas (que se preparan para correr) lo que puede causar una sensación de hormigueo, etc. Recuerda que hasta este punto, todo está sucediendo de manera inconsciente, y no te has percatado de ello, es tu respuesta automática frente al peligro y no pasa por tu “pensamiento” es como cuando te tropiezas, que sabes instintivamente que movimientos tienes que hacer para no caerte
  3. Conciencia de las sensaciones: Aquí es donde tomas conciencia por primera vez que hay algo raro en ti. Empiezas a darte cuenta de que el corazón late más rápido, estás sudando, hay cierto nerviosismo, y estas sensaciones hacen que pongas toda tu atención a lo que te está pasando y lo que estás sintiendo. Pones toda tu atención en el miedo, en las sensaciones del cuerpo…es un momento especialmente crucial porque a partir de ahí es cuando pasas al punto nº4
  4. Interpretación: Al percibir todo esto, empiezas a interpretarlo. El problema es que lo interpretamos con pensamientos catastróficos como “me está dando un infarto”, “me voy a morir”, “me voy a desmayar”, “nadie me va a ayudar”, “este es el fin”, etc… Al tener este tipo de pensamientos, es prácticamente inevitable que se de el paso nº 5. Pero si en este es un punto de inflexión tan importante eres capaz de localizar e interpretar tus sensaciones de forma adaptativa ya no pasas al nº
  5. Pánico (la espiral del miedo) Antes, cuando se disparó la alarma, el organismo se preparó ante una supuesta amenaza. Pero en este punto actual ya entras en pánico, y aquí ya pierdes el control de ti mism@, de tus decisiones y de tus actos. Este pánico se convierte entonces en un nuevo detonador, causado por tus pensamientos y tu interpretación de la realidad…por lo que aumentan las palpitaciones, aumenta la sudoración, aumenta el hormigueo, probablemente aparecen incluso otras sensaciones físicas como mareo o debilidad en las piernas. Tomas conciencia de esto y confirmas tus pensamientos catastróficos, con lo que aumenta el pánico y así se convierte en un círculo vicioso en el que el mismo miedo es el que genera más miedo. Llegados aquí la hay varios recursos a poner en marcha pero nunca la respiración abdominal o diafragmátca. Parar un ataque de pánico solo se consigue parando a tu mente consciente, pero es mucho más fácil no llegar hasta aquí.

En todo este proceso hay una cosa básica que hay que tener en cuenta…Tu amenaza ¡NO ES REAL! Solo es una interpretación que haces de lo que tus sentidos “detectan” y tus sentidos detectan miles de cosas al día…poner conciencia en aquello que percibes es un muy buen primer paso para entrenar a tu cerebro a discernir entre lo que es una amenaza y lo que no lo es.

Otra de las cosas más importantes a empaparse y grabarse en la frente es que tu cerebro te está jugando una mala pasada y que tú no eres tu cerebro! Tú eres más!.

Ah! y otra cosa fundamental…por muy intensos que sean los ataques de pánico…por muy desagradables que sean…no vas a morir por ello!!! Solo es una respuesta natural (por muy intensa y desagradable que sea)…y naturalmente no te va a matar…
Por eso muy importante ser consciente de lo que te está pasando, y así cuando se presente, puedas estar traquil@ de que no te vas a morir…de que no te está dando un infarto, sino saber que, “solamente” es un ataque de ansiedad, y debes dejar que pase hasta que sepas pillarlo a tiempo.

Bien…Espero que ahora sepas que tener ataques de pánico no es “culpa” tuya y que con una actitud distinta y práctica firme todo tiene solución. De hecho los ataques de pánico es el síntoma que antes desaparecen en terapia.

Recuerda hacer tus sugerencias para futuros posts y recomendar éste ya que muchas personas pueden necesitar la misma ayuda que tú.

Aquí tod@s somos del club de los valientes!!! de los que nos enfrentamos al miedo….Yo ya lo pasé…ahora te toca a ti y yo te ayudaré, tú puedes ayudar a otr@s!

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